miércoles, 16 de marzo de 2011

clásico

Darle rienda suelta...

Contenerlo todo. ¿cuál es el punto? y ¿por qué siempre es un punto y no un dodecaedro?. Tengo una fascinación gringa (de muchas aparentemente) por poner solamente un signo de interrogación al final de las preguntas, me resulta cómodo y, lo confieso: bello. Las mayúsculas me perturban, siento que me gritan. Y gritar me alivia, me recuerda la parte primitiva mía no manifestada en verborrea... simplemente en un grito. a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a el chun ta ta que nació de hacer el renglón pasado un grito bebé me arrancó una sonrisa. Ahora lo que me tiene escribiendo es el empeño de calmar el ansia de nuevo. Empiezo a acostumbrarme a esta ansiedad que parece estar empeñada en caminar juntoconencimademi paso a paso.

Qué ganas de esos labios. Qué bárbaro. Me acomodé a gusto ahí... justo ahí. Y en las falanges. 

Qué padre es dar enter. Ahora que caralibro le ha otorgado un peso fulminante, agradezco este espacio donde dar enter no significa dejar plasmado lo escrito (frase harto dudosa...). Sigue siendo un respiro. (enter)
ah qué rico (enter)
(enter)
mmm si, lo disfruto enormemente... qué rico de nuevo (enter)

Vuelvo a las falanges. Sino... ¿cómo escribo? lindas. Y se llaman falanges, más lindas.

e n t e r

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